Cada día son más los aventureros, fotógrafos de vida silvestre o simplemente personas naturales que quieren vivir la experiencia de poder ver un puma en su estado salvaje. Puede parecer una aventura desafiante y arriesgada, pero en realidad pararse y observar un puma en su estado natural no conlleva peligro alguno.
En la Patagonia Chilena, específicamente en el parque Nacional Torres del Paine, el Puma (Puma concolor puma) vive en un extenso territorio de decenas de miles de hectáreas. Aquí, dicen los científicos, se concentran más pumas que en cualquier otro lugar de América, esto gracias a su aislamiento y a la gran oferta de alimento.
La población de este felino dentro del parque se estima entre 50 y 100 individuos; muchos de los cuales toleran bastante bien la presencia humana mientras que algunos individuos huyen ante cualquier contacto o cercanía con el hombre. Como dato un puma puede alcanzar los 100 kg de peso y un largo de 2,4 metros, lo que lo convierte en un depredador bastante temible para una presa como un Guanaco (Lama guanicoe) o una liebre (Lepus europaeus). Además pueden alcanzar velocidades de hasta 72 km/h. Sin duda un gran depredador. La raza patagonica destaca por su tamaño algo mayor que sus parientes de Norteamérica; su color puede variar en algo también, ya que las subespecie del norte son más anaranjadas y de cabeza algo más angulosa.
Por muchos años el puma ha sido perseguido por ganaderos que han visto en éste animal a un terrible depredador de ganado ovino y bovino. Actualmente la ley lo protege, sin embargo, en lugares aislados, el puma sigue siendo perseguido por el hombre el cual no encuentra la forma de defenderse ante la amenaza. Sin embargo en el último tiempo algunos ganaderos han visto en el puma una oportunidad para ampliar sus horizontes y llevar a cabo un nuevo negocio, ésta vez más turístico y apegado a la conservación. Algunos han convertido sus estancias en lugares de alojamiento para invitar a conocer y apreciar a este bello felino y todo el entorno que rodea a la inmensa Patagonia.
En uno de nuestros últimos tours de avistamiento de pumas tuvimos la suerte de contar con la presencia de un reconocido fotógrafo inglés de vida silvestre: Nick Garbutt Photography. Nick ha sido galardonado en fotografía de vida salvaje y además es un apasionado protector del medio ambiente. Sus imágenes han aparecido en prestigiosas publicaciones y revistas como National Geographic, BBC Wildlife, Terra Mater, etc.
Nick ha recorrido varios continentes fotografiando felinos y según él observar pumas en Torres del Paine ha sido una de las experiencias más gratificantes de su carrera ya que poder avistar 5 ó 6 pumas diferentes cada día es algo que no se da muy a menudo.
Nuestro día con Nick comenzaba muy temprano. Antes de la salida del sol ya debíamos estar en terreno esperando la pasada del puma hacia sus lugares de descanso.
La búsqueda del puma se hace por medio de un rastreador, el cual debe estar atento a los movimientos que hacen los guanacos y sus respectivas manadas. Casi siempre es un guanaco macho que vigila su harem de hembras y da la voz de alerta ante la presencia del puma. Es ahí cuando el rastreador debe escanear el lugar tratando de localizar al felino que viene en busca de algún guanaco o simplemente se dirige a la vegetación para descansar. Pasadas algunas horas y esperando la tarde cuando el puma despierta de su descanso se vuelve al lugar en donde se había visto por última vez.
Nuevamente el rastreador hace su trabajo de observar y estar atento a cualquier movimiento del guanaco o señal de alarma. Generalmente si ya se tenía bien localizado el lugar de descanso del puma, la tarea de búsqueda no se hace tan difícil. Es solo esperar a que se activen y comiencen a emprender rumbo a sus lugares de caza.
El puma caza en cualquier momento y a cualquier hora del día, sobre todo en primavera cuando hay mucha oferta de alimento, sin embargo, la mayoría de los ataques ocurren al crepúsculo, en la noche o muy temprano en la mañana.
A fines de primavera las hembras cuidan a sus «chulengos» en guarderías donde se reúnen para cuidarlos, sin embargo debido a su tamaño son muy susceptibles al ataque de los pumas que aprovechan la ocasión de matar una presa fácil. Hay que aclarar que por cada manada de guanacos habrá un macho alfa que se apareará con las hembras de su harem, mientras los demás guanacos vigilan desde algún punto estratégico y dan la señal de alarma con sus relinchos ante la presencia de peligro. Muchos chulengos son presas también de pumas jóvenes que están aprendiendo a cazar. Por lo general cuando una madre puma caza un chulengo, se los lleva vivo a sus crías para que éstas finalmente lo maten.
Patagonia y en especial el Parque Nacional Torres del Paine ofrece oportunidades únicas para el Avistamiento de Pumas.
Bastante gratificante para el turista fotógrafo u observador es visitar éste lugar. Sin duda que no se irá sin poder decir que ante sus ojos pasó algún puma macho solitario o una hembra y sus cachorros. Algunos tendrán la suerte de presenciar una cacería. Personalmente ver un puma por primera vez te pone los pelos de punta y tu corazón se acelera por el privilegio que experimentas. Una experiencia única e irrepetible.
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