Leopardus jacobita, el mítico Gato Andino es una de las 38 (?) especies de felinos en el mundo, la más amenazada del continente americano y es considerada por muchos expertos como una de las más difíciles de encontrar. Su ambiente se encuentra cada vez más fragmentado, por lo que ha sido considerada una especie En Peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Por otra parte, el Gato Pajero (Leopardus colocolo) es un felino versátil y de gran distribución por Sudamérica. Una reciente publicación considera cada una de sus numerosas razas como una especie válida. Leopardus garleppi se alza como una nueva especie para nuestra fauna mastozoológica.
Estas son algunas de nuestras notas de campo, que esperamos sean de utilidad para investigadores y entusiastas.
Expedición Gato Andino. A finales de 2019, nuestra organización Far South Expeditions, realizó una expedición de reconocimiento en búsqueda del Gato Andino (Leopardus jacobita), uno de los felinos más amenazados y desconocidos del mundo, concentrándonos en la zona del Río Lauca y Reserva Natural Las Vicuñas (Región de Arica y Parinacota, Chile). Esta fue una expedición al Altiplano realizada entre el 17 al 22 de diciembre 2019.
El Gato Andino se distribuye en Chile por la Cordillera de los Andes, desde su extremo norte hasta la zona central del país, con registros recientes para la cordillera de Santiago. Su rango incluye también las planicies alto-andinas de países adyacentes (Perú, Bolivia y Argentina), encontrándose desde los 3.000 hasta por sobre los 5.000 m.s.n.m.
Su rango de distribución es muy amplio y su densidad poblacional es sumamente baja, siendo por lo tanto una especie de felino extremadamente raro y escaso. También el ambiente de altura donde habita es muy árido y de temperaturas muy extremas, condiciones que dificultan aún más su búsqueda. Como comparación, el Gato Andino es un 90% menos frecuente que el simpátrico Gato Colocolo (Leopardus colocola), el que presenta una distribución algo similar en el altiplano.
A mediados de diciembre de 2019, llegamos a Lauca, un escenario imponente. El altiplano chileno es un territorio gigante y de horizontes interminables. El día 17 de diciembre estaba totalmente despejado, el sol era abrasador; sabíamos que las mañanas serían así, por lo que decidimos aprovecharla reconociendo el paisaje y sus características. La puna, por su altitud y clima extremo impone muchos desafíos. Nuestra área de búsqueda se situó sobre los 4.000 metros de altitud, en un imponente y extraordinario escenario volcánico, cuyas cumbres se yerguen sobre los 6.000 m.s.n.m.
Inmediatamente al llegar, nos dedicamos a recuperar las cámaras trampa que habíamos situado ya un par de meses antes, en octubre pasado. Estas fueron colocadas a lo largo de una quebrada. La primera cámara estaba en una planicie aunque no contenía ninguna foto; al parecer se configuró mal, y fue lamentable, pues era un muy buen lugar donde habían numerosas huellas de gatos silvestres, incluyendo Puma. La segunda y la tercera, se encontraban en la entrada de un cañón muy angosto, en forma de embudo y que subía por una quebrada secundaria; cada una documentó una parte del total del espacio conformado. En estas dos cámaras obtuvimos 24 fotos de gatos, en secuencias de tres fotos; también registramos zorros, viscachas, ratones y algunas aves. expedición gato andino
Luego de un día muy productivo en el terreno llegamos a nuestro refugio; una casa de hospedaje alto-andina, típica y de arquitectura vernacular, construida en adobe, muy simple y cómoda, contando con un buen espacio para organizarse. La limpieza del lugar es extremadamente valorada, sobre todo cuando se viaja con gran cantidad de equipamiento a lugares áridos y con mucho polvo.
Durante la noche nos dedicamos a revisar las fotos de las cámaras trampa, tratando de identificar que especies de gatos fueron captadas y si había relación entre ellas.
Descubrimos cuatro secuencias de una misma especie de felino identificado como Gato Pajero de la Puna (Leopardus garleppi), además de una secuencia de un gato sin identificar (*); se descartó que tratase de la misma especie y no se logró definir en principio de cual se trataba. ¿Podría acaso ser Misi, el Gato Andino?
Fecha | Hora | No. de Fotos | Dirección | Id. Cámara |
14-10-19 | 23:46 | 3 | Norte | #2 |
03-11-19 (*) | 02:44 | 3 | Norte | #2 |
09-11-19 | 05:10 | 6 | Sur | #1 |
09-11-19 | 05:22 | 3 | Sur | #2 |
30-11-19 | 22:44 | 6 | Sur | #1 |
30-11-19 | 23:00 | 3 | Sur | #2 |
08-12-19 | 18:28 | 3 | Norte | #1 |
Cuadro 1. Secuencia de fotos con cámaras trampa
18 de diciembre. Despertamos muy animados con los resultados del día anterior y nos dedicamos a prospectar el altiplano antes del alba. La magnitud de la tarea es abrumadora, pues deberemos revisar cada sector, atentos al más mínimo movimiento, y también a las alertas vocales de Guayatas, Queltehues de la Puna y Patos Jergones. También observamos el comportamiento de muchas viscachas, que saltaban de roca en roca, subiendo por las quebradas.
Encontramos heces y huellas de felinos y también de zorros, por las quebradas; éstas se hallaban tanto de subida como bajada, lo que indicaba que habíamos encontrado un corredor. También identificamos huellas en los márgenes de un valle y en el interior de cauces secos, producto de aluviones en la temporada de lluvias. Todo esto nos ayudó a tener una idea más acabada de cómo estos gatos se desplazan por sus territorios. Recorrimos diversos ambientes, tratando de caracterizarlos. En ambientes de tolares (Baccharis) encontramos muchas huellas, de patrón errático y que indicaban pausas y permanencia; en situaciones más abiertas, como ambientes de estepas de Coirón (Festuca, Stippa) no nos fue posible encontrar huellas.
Durante la tarde nos dedicamos a re-situar las cámaras trampa, esta vez en un sector más elevado de la misma quebrada, la misma donde obtuvimos las secuencias anteriores. Este sector fue elegido considerando la gran cantidad de huellas. Era la subida de un cañadón, casi en su parte más elevada, un pasaje muy angosto.
19 de diciembre. Nos dirigimos hacia el Salar de Surire, una importante y amplia cuenca hidrográfica, situada en el corazón del Monumento Natural homónimo; este es un verdadero imán para la vida silvestre, atrayendo manadas de Vicuñas (Vicugna vicugna), bandadas de Suri (Rhea pennata), familias de Kiula (Tinamotis pentlandii), abundantes viscachas y sus crías, además de un gran ensamble de aves que incluye Halcón Perdiguero, Mero de Vientre Gris, Dormilona de Frente Blanca y las tres especies de flamenco del altiplano (Parina Grande, Parina Chica y Flamenco Chileno).
Dedicamos todo el día a recorrer el gran salar y no vimos el gato, a pesar de la gran cantidad de rastros. Ya entrada la tarde el clima cambió abruptamente; el cielo se cubrió de nubes oscuras, una tormenta de relámpagos anunciaba la lluvia proveniente de Bolivia. Tuvimos que bajar de la cumbre donde nos encontrábamos, para evitar el impacto de los rayos; truenos amenazantes y a menos de tres segundos, indicaban un potencial peligro, pues andábamos con cámaras y monopodos. Debimos dejarlas en el suelo y esperamos que las amenazantes nubes se alejaran un poco. Retomamos camino y regresamos a nuestro hospedaje; a mitad del tramo lluvias torrenciales bloqueaban la visión, haciendo casi imposible avanzar por la calidad de la ruta; nos preguntábamos dónde el Gato Andino encontraba refugio en estas condiciones.
20 de diciembre. El frío intenso de la noche congeló los bofedales; desde muy temprano observamos como la escarcha desaparecía, por la posibilidad de que un gato se aproximara a cazar las abundantes aves, especialmente Kiulas. Al amanecer, especies como dormilonas, churretes, queltehues, becasinas, patos y guayatas se reunían en el bofedal para alimentarse. Nos dedicamos a recorrer pequeñas quebradas y roqueríos pacientemente. Fue muy gratificante encontrar huellas petrificadas, probablemente de fauna pleistocénica; muchas de estas tienen semejanza a los camélidos actuales y otras incluso correspondían a mamíferos más grandes.
Pasado el atardecer realizamos una última inspección, esta vez en auto y con linternas; iluminamos los lados del camino en búsqueda de movimiento de felinos. Tuvimos éxito! A unos 60 metros apareció un mamífero, lo delataron sus ojos, aunque desapareció rápidamente por los tolares y no pudimos identificarlo. De seguro se trataba de uno de los gatos. Mañana revisaremos el área nuevamente por lo que dejamos una marca en el camino. expedición gato andino
21 de diciembre. Antes del amanecer llegamos al lugar preciso; usamos nuestras linternas iluminando los tolares. Al parecer, a los gatos les gusta transitar por ellos durante la noche. No dimos con él o ella; subimos a un cerro para estar atentos a cualquier movimiento mientras transcurría el amanecer; ruidosas perdices en los coironales de la planicie avanzaban junto a las bandadas de Guayatas. Vimos de todo, pero no al gato de la noche anterior, al parecer andaba solo de paso.
A medio día decidimos ir a descansar a un roquerío y almorzar, siempre muy atentos, observando los pequeños cauces secos y entre los tolares, y fue justamente un acierto. Observamos un antiguo arroyo flanqueado por un tolar; un felino echado, bien camuflado, descansaba en el lugar. Para instancias así se debe estar preparado; Enrique tenía su cámara lista y logró unas cuantas fotos. El gato se fue del lugar antes que los demás pudiesen hacer lo mismo. Lo más probables es que tal comportamiento elusivo responda a que se sienten amenazados, pues son muy perseguidos. ¡Cuantas veces hemos visto cabezas y pieles disecadas en los pequeños villorrios andinos!
Aún así, la escena quedó en mi cabeza, aunque de seguro no era el Gato Andino. El gato que observamos y documentamos tenía pelaje gris, grandes ojos amarillos, rinario rosado y dos líneas negras «atigradas» por sus mejillas. Lo que concluimos es que se trata de un morfo gris de Gato Pajero de la Puna (Leopardus garleppi). Algunos autores audazmente han sugerido recientemente un re-ordenamiento de este complejo, posicionando a cada raza con estatus de especie válida. Nuestro gato tenía cola gris y barras negras; desde la cabeza y hasta la espalda tenía una franja negra; por las patas, unos anillos negros que se atenuaban hacia el cuerpo. Fueron sólo 10 segundos, que valieron toda la mañana de búsqueda y aún mucho más, esto recién se estaba poniendo interesante, pero aún no lo sabíamos.
Durante la tarde continuamos por terrenos más abiertos con binoculares en mano. La mayoría del tiempo se trata de registrar los sitios en búsqueda de movimiento, sólo se debe tener una gran cuota de paciencia y esperar que la naturaleza haga lo suyo. Aprovechamos de observar lagartijas, arañas, ratoncitos, grupos de vicuñas pastando, nidos de Carancho Cordillerano y hasta un Aguilucho de la Puna, en la parte más alta de los roqueríos.
Decidimos regresar a la quebrada donde anteriormente tuvimos éxito con registro de las cámaras trampa. Antes de llegar a la parte alta del cañadón, descubrimos un nuevo gato. Esta vez en la huella del camino; nos dio la espalda y una muy breve oportunidad de fotografiarlo.
Estaba a larga distancia, pero se veía que tenía pelaje gris y pintas pardas. Con estas marcas de campo sólo figuran dos especies: el Gato Pajero de la Puna Leopardus garleppi (una nueva especie para Chile) o el Gato Andino Leopardus jacobita. Las fotos revelarán su identidad. Después se metió por la quebrada y desapareció, creemos que bajó, y fue imposible volver a verlo nuevamente. Estuvimos algunas horas inspeccionando la zona, es muy probable que se haya quedado en el área. Aún así no hubo caso, es un felino fantasma a su antojo; es su territorio y debemos darle su espacio. Volvimos a cenar y descansar, el próximo día era con retorno a Arica, así que debíamos aprovechar la última mañana en el área de Lauca. expedición gato andino
22 de diciembre. En las postrimerías de nuestra expedición, recorrimos el último valle que nos sugiriera un habitante del lugar. Avanzamos por la huella, que estaba al borde de la parte alta del cañón, mirando el gran valle que se escondía en este. Una vista impactante iluminada por el sol de la mañana, revelaba un valle con todas las condiciones de ser el hábitat perfecto para Gato Andino. Fue hermoso despedirse así de mi primera expedición en busca de los gatos de la puna, sabiendo que tendría que regresar al año siguiente y recorrer acuciosamente este nuevo valle. expedición gato andino
Sumario
Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2019 registramos:
• Cuatro secuencias por cámaras trampa de Gato Pajero de la Puna, Leopardus garleppi.
• Una secuencia de Gato Andino, Leopardus jacobita.
• Un avistamiento de noche y sin fotografías de un gato sin poder determinar su especie.
• Registro fotográfico de Gato Pajero de la Puna. Un individuo bastante particular, de pelaje gris y sin manchas en los flancos.
• Registro fotográfico de Gato Andino, Leopardus jacobita.
Regresaremos al terreno cuando las circunstancias lo permitan e intentaremos inspeccionar estos nuevos sitios, en búsqueda de Titi y Colocolo, los míticos gatos del altiplano chileno! expedición gato andino
(1) Si te interesó este artículo, te recomendamos el excelente reporte de la expedición de Jon Hall, Phil Telfer y Enrique Couve en 2018. Leer más.
(2) La foto de portada de Gato Andino, que ilustra este artículo fue obtenida por guía Roberto Donoso durante una de nuestras expediciones al Salar de Surire en 2008.
Referencias:
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