El chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis) es un ave playera endémica de la Patagonia. Esta pequeña ave se reproduce exclusivamente en el sur de Chile y Argentina, en hábitats muy específicos, lo que hace que su avistamiento sea todo un desafío. Su población, lamentablemente, se encuentra en declive. En este artículo, te contamos más sobre su biología y estado de conservación a través de la mirada de investigadores y guías naturalistas.
Un Chorlo con Aspecto de Paloma
El chorlo de Magallanes pertenece al orden Charadriiformes y es la única especie de la familia Pluvianellidae. Se distingue por su plumaje gris, su pico corto y sus patas rosadas e iris de color rojo. Su silueta es llamativamente similar a la de una paloma, y estudios genéticos han revelado que está taxonómicamente emparentado con la paloma antártica (Chionis albus).
Patagonia: The Breeding Grounds of the Magellanic Plover
La Patagonia es un destino imperdible para los observadores de aves, y entre sus especies más codiciadas se encuentra el chorlo de Magallanes. Pablo Guerrero, miembro de la Red de Observadores de Vida Silvestre de Chile (ROC), comenta que “esta especie se reproduce en la región de Magallanes, Chile, y en Santa Cruz, Argentina. En otoño e invierno, migra hacia sectores costeros en Tierra del Fuego y también a lo largo de la costa atlántica hasta la provincia de Buenos Aires”.
Esta especie es un migrante estacional: durante la primavera y el verano cría en la estepa patagónica, luego abandona sus territorios reproductivos y, en otoño e invierno, forma bandadas en la costa. Algunos estudios sugieren que la costa de Tierra del Fuego podría ser un sitio clave de alimentación durante su migración.
Sebastián Saiter, guía naturalista de la Patagonia y miembro de la Agrupación Ecológica Patagónica, añade que “las primeras parejas pueden formarse entre julio y agosto, poniendo huevos en septiembre. Los primeros polluelos aparecen entre fines de septiembre y principios de octubre, y en algunos casos, el periodo de cría puede extenderse durante el verano”.
¿Se Ha Sobreestimado la Población del Chorlo de Magallanes?
Por años, se estimó que la población de esta especie oscilaba entre 1.500 y 7.000 individuos, lo que sugería cierta estabilidad. Sin embargo, un reciente estudio liderado por la agrupación Ambiente Sur plantea que estas cifras fueron sobreestimadas.
Los últimos censos a nivel de toda su distribución han revelado una realidad alarmante: se han contabilizado menos de 300 individuos, un número crítico considerando que el muestreo cubrió más del 80% de su hábitat, según explica Pablo Gutiérrez.
Ricardo Matus, ornitólogo e investigador del Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura, señala que “la población siempre ha sido reducida, pero la desaparición de algunas lagunas salobres en Tierra del Fuego ha agravado la situación. La alta especialización del chorlo de Magallanes en este tipo de hábitats limita significativamente su capacidad de recuperación”.
Debido a esta drástica reducción poblacional, la especie ha sido catalogada como “En Peligro” en Chile y “Vulnerable” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Hábitat y Amenazas
El chorlo de Magallanes se reproduce en las orillas de lagos y lagunas salobres o alcalinas de poca profundidad, características de la estepa patagónica. Estas lagunas, con costas ricas en depósitos de sales, son esenciales para su nidificación.
Pablo Gutiérrez y Ricardo Matus identifican tres amenazas principales que afectan a su población:
1. Desecación de lagunas salobres: El cambio climático ha reducido la disponibilidad de estos hábitats reproductivos.
2. Ganadería extensiva: La presencia de ovejas y vacas en las zonas de cría puede causar pisoteo de nidos y desplazamiento de la especie.
3. Desarrollo del hidrógeno verde: La instalación de grandes parques eólicos en la estepa magallánica podría alterar su hábitat y aumentar el riesgo de colisiones con aerogeneradores.
En Búsqueda del Chorlo de Magallanes
Observar a esta esquiva ave no es tarea fácil, pero con paciencia y conocimiento del entorno, es posible. Sebastián Saiter recomienda considerar precauciones al ingresar a sus zonas de cría, ya que los huevos y polluelos pueden pasar desapercibidos. Además, conocer el comportamiento de los adultos puede dar pistas clave sobre su presencia.
El clima patagónico es un desafío adicional: los fuertes vientos pueden dificultar la observación. Como comenta Sebastián, “buscar a esta especie con viento intenso hace que caminar sea agotador y que sostener binoculares o una cámara sea complejo”.
Un Futuro Incierto
El chorlo de Magallanes es un emblema de la Patagonia, pero su futuro es incierto. La combinación de amenazas ambientales y la drástica disminución de su población exigen medidas urgentes de conservación. La investigación, la protección de su hábitat y la concienciación sobre su situación son pasos clave para asegurar la supervivencia de esta especie única en el mundo.
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