El concepto de la dieta de las 100 millas, partió en Estados Unidos y cada vez se ha hecho mas popular. Una pareja de escritores canadienses estuvo un año, solo alimentándose de productos bajo esta regla. La creatividad se volvió la base de este experimento y poco a poco fueron descubriendo nuevas formas de conseguir y reemplazar los productos cotidianos que vienen de lugares lejanos, así fue como reemplazaron el azúcar por miel de productores locales e hicieron conservas en verano para tener frutas en invierno.
El Restaurant Bahía Mansa, ubicado a unos pasos de la plaza de Puerto Natales ofrece una propuesta conceptualmente sustentable con la austral región magallánica.
Bajo el concepto de “100 milles around” productos locales son los protagonistas y el Chef René Espinoza se luce presentando platos llenos de creatividad, aromas y sabores.
Al elegir productos regionales que son recolectados en un radio consciente en minimizar la huella de carbono, el chef no solo favorece al productor local, si no que también logra mantener el sabor íntegro del sello Patagónico único e irremplazable de esta zona.
Cada plato se destaca por entrar en un juego entre productos y sabores comunes, transformándolos en algo único y difícil de repetir, creando una experiencia que no se debe dejar pasar.
Así como los vientos australes, la carta cambia de acuerdo a la creatividad del chef, pero respetando los sabores esenciales patagónicos.
La experiencia completa de una cena con aires de fiordos y montañas, comienza con un aperitivo de camarones apanados en salsa agridulce junto con unos piscos sours macerados en jengibre y miel, que el barman/somelier hizo esa misma tarde. El sabor dulce y picante mezclados con un pisco reservado de 40 grados del norte de nuestro país, despierta el paladar.
La cena no se hace esperar y comienza acompañado de un Rosado, Syrah 2017 de Colchagua.
Hace la entrada un tártaro de atún, salmón y ostiones, donde cada bocado tiene un toque de mar delicado. Se saborea la sal y el frío del mar.
Carpaccio de pulpo, generoso y delicado, suave y consistente, con su pálida presencia no se logra imaginar que al primer bocado la experiencia será una verdadera satisfacción.
Y la tercera entrada es una sabrosa, magra y roja carne de guanaco presentada en carpaccio, su rojo intenso mezclado con cebollines y aceite de oliva que contrasta en color, pero en boca hace una mezcla armoniosa, fuerte y tierna.
El siguiente vino sorprende tanto como los platos que estamos por degustar. Toro de Piedra 2015 88% de Petit Verdot y 12% de Cabernet Sauvignon de Requinoa.
Asombrados con el descubrimiento, hace la entrada un garrón de cordero acompañado con hummus de cilantro. La delicada y generosa carne de tan noble animal se desprende del hueso como si fuera mantequilla y junto con el hummus de cilantro crean poesía.
El segundo plato, un exótico goulash de cordero, cocción de horas de condimentos y especies que presentan al tan regular cordero magallánico en un manjar con tintes Húngaros y patagónicos que harán despertar y renovar el concepto de lo que este delicioso animal pueda llegar entregar en sabor y aroma.
La estrella llegó presentada en un suave y aromático bacalao de profundidad a la plancha con costra crujiente y cebolla caramelizada de puré rustico. Tan delicado y sofisticado pez ha estado en la controversia durante años y cada vez es más apetecido en restaurantes y cocinas extranjeras. De difícil adquisición, por las normativas pesqueras y de veda, este delicioso alimento marino es esquivo a la hora de querer ser buscado en algún lugar común, como supermercado o pescadería pequeña, es una delicatesen exclusiva en el resto del mundo, pero por estas zonas australes aún es posible encontrarlo en algún restaurant especializado como Bahía Mansa.
Tan delicado sabor y aroma requiere degustar cada trocito con detención, tratando de hacer un juego con los sentidos; aspecto, aroma, textura, papilas gustativas que desmembraban cada milímetro para reconocer la grasa de las profundidades frías fundida en los músculos. Una delicia.
El postre llega entre conversación animada y satisfacción lograda.
Cheesecake de Ruibarbo. Una mezcla homogénea en sabor y textura, es armónico y delicioso, la salsa de ruibarbo sin mucho dulzor no invade la base y hace la diferencia en éste mestizo postre.
Pie de chocolate preparado con queso Philadelphia, donde el sutil chocolate dulce y amargo dan el punto final a tan increíble cena.
Una experiencia sin lugar a dudas para amantes del comer. Un lugar para reencontrarse con la comida magallánica, que tiene tanto por ofrecer y experimentar. Suaves aromas, dulces texturas, aire puro, vientos, frío, calidez y armonía, todo en una misma cocina y por sobre todo responde a productores locales fomentando la producción e ingenio para llevar a la mesa de este espléndido restaurant, las más creativas recetas.
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