La silueta de estos gansos es prácticamente un símbolo de las estepas patagónicas, tan reconocible como la de los ñirres achaparrados o el ñandú en estampida. Cabeza café, anillo blanco alrededor del ojo, denso barrado café oscuro fino, muy elegante, en casi todo el cuerpo y patas anaranjadas con una banda blanca, algunas de esas características o marcas de campo ayudan a una mejor identificación de este ganso endémico de Patagonia y lo diferencian de las otras tres especies de gansos silvestres en la zona.
Pero la mayor particularidad del Canquén Colorado, Chloephaga rubidiceps, es, al mismo tiempo, su handicap: es una especie En Peligro (EN) según el reglamento de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente, con una población no superior a los 1.000 ejemplares y catorce parejas reproductivas que apenas se dejan ver en sus hábitat acostumbrados de las vegas del río San Juan, San Gregorio y algunos humedales de Tierra del Fuego.
La situación de este ganso migratorio, que se reproduce en la Patagonia chilena y luego pasa los meses más fríos hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, es motivo de preocupación hace más de una década para organizaciones ecológicas, turísticas, servicios gubernamentales y amantes de la naturaleza. Estudios recientes indican que el Canquén colorado dejó de ser abundante después de los setenta, en paralelo a la introducción del Zorro gris (Lycalopex griseus) en Tierra del Fuego y luego el Visón (Neovison vison). Quedaron definitivamente atrás los tiempos en que hubo tal abundancia que se autorizó su caza, recolección de huevos y destrucción de nidos. Es una de las aves acuáticas más amenazadas de América del Sur: la gradual desaparición de los humedales también estaría contribuyendo a su bajo éxito reproductivo.
Pero los esfuerzos se están haciendo, centralizados en el Plan de Recuperación, Conservación y Gestión del Canquén Colorado liderados por Ricardo Matus y Olivia Blank del Centro de Rehabilitación de Aves Leñadura, en el que colaboran activamente la Agrupación Ecológica Patagónica, entre otras ONG y privados, junto al Ministerio del Medio Ambiente, Ministerio de Bienes Nacionales y el Servicio Agrícola Ganadero. Desde el Centro de Rehabilitación Leñadura se ha logrado reintroducir más de 50 aves juveniles, que previamente estuvieron en un programa de cría en semicautiverio en terrenos fiscales destinados a la conservación en el humedal Tres Puentes, y tanto San Juan como San Gregorio fueron decretadas áreas prohibidas de caza durante 30 años. El sector de San Juan es clave, ya declarado Monumento Natural este año, debido a la alta concentración de la especie —el 50% de las parejas reproductivas, según el censo 2012-13—, así como un sitio predilecto para la recreación de las familias magallánicas, que debieran evitar acompañarse de perros, dejar basura y, por supuesto, destruir nidos y cazar.
Por ello se apuesta a la educación ambiental para crear conciencia en la comunidad del valor del ganso patagónica, especie endémica tan propia del paisaje regional y tan amenazada. Como pioneros en el turismo de vida silvestre, y teniendo desde siempre a la conservación como guía de conducta de sus actividades, Far South Expeditions celebra estos esfuerzos y apoya a la red de investigadores y conservacionistas locales que luchan por sacar al canquén colorado de la zona de peligro y recuperarlo.
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